Amparo en contra de pena de muerte.
Un amparo puede salvar una vida, como la de Ignacio. En 1880, Ignacio fue sentenciado a muerte por una Comandancia militar por desertar
Sin embargo, interpuso un amparo en contra de su retención forzada y la pena de muerte a la que se le condenó.
En su sentencia, el Juez de Distrito precisó que, si bien la Comandancia dijo que Ignacio acudió voluntariamente al servicio de armas, esto fue desmentido por el dicho de dos testigos.
Los testigos aseguraron que Ignacio fue detenido en el cuartel del 19° Batallón, mientras acompañaba a una vendedora de comida, como cargador.
El Juez concluyó entonces que, si Ignacio no era militar, no debió ser juzgado ni sentenciado por el jurado militar.
Por lo que vulneraron sus garantías constitucionales. Por lo tanto, el Juez Federal concedió el amparo a Ignacio en contra de su retención forzada y la pena de muerte.
Al revisar el caso, la Suprema Corte confirmó la sentencia del Juez bajo los mismos argumentos.
El anterior caso histórico, corrobora la labor del juicio de amparo como mecanismo para proteger los derechos humanos de las personas, llegando hasta al punto de salvar sus vidas. Es así, una de las formas en que un amparo puede salvar una vida.
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Referencias
Sentencia 12 de Enero de 1881. Número de Registro: 12048. Suprema Corte de Justicia. Segunda Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo I, Página 34